viernes, 28 de noviembre de 2008

Tomo asiento en la muralla del atrio que rodea el convento de Lérez escribiendo estas líneas. Extiendo la mirada y desde este punto se divisa toda mi Pontevedra amada esta que queda a mi izquierda. 





Luego Monteporreiro la pequeña ciudad en Mourente con su precioso mirador con sus calles y edificaciones sencillas pero abundantes. 










Es ésta una pequeña y bella ciudad rodeada de zonas verdes de bosque con abundante arboleda caraterítica en nuestra querida tierra que da al caminante un soplo de aire fresco.



Y luego está la linda Avenida de Buenos Aires que así la bautizó Casimiro Gómez, en 1911. Un hombre de gran renombre.




El río Lérez transcurre en su remanso y ondea suavemente, en el reflejan los rayos del sol de la tarde sobre el agua danzarina figurando un mar de estrellas parpadeantes. El Lérez, complice de los idilios y de la vida, de pasiones compartidas en sus orillas como gotas de rocío cayendo sobre dos hojas verdes y amarillas prendidas del viejo árbol


El Lérez fluye remanso
y murmura dulcemente
me invita serenamente,
a tomarme un buen descanso.

En las tardes de verano
paseo por sus orillas,
unas cuántas florecillas
hacen la magia del llano.

Ya ensombrece la rivera
y los pájaros cantando,
en la tarde van dejando
nostalgias de primavera.
 

Amante de Pontevedra.



26-11-2008.  Marina Filgueira.
 



Besos para quien me quiera leer.

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